Cuando en lo alto de la montaña esta un amigo, es mas fácil subir

Ruta de los Canteros

El domingo salimos a estirar las piernas un poco después de un inicio de fin de semana con sofacitis cronica. Decidimos ir a conocer la "ruta de los canteros", senda que une Ponferrada con San Miguel de las Dueñas por el cañón del río Boeza.


Comenzamos el paseo en el puente de cruza el río Boeza justo antes de llegar a la urbanización Patricia. Donde la caseta derrumbada sale un sendero a mano izquierda que te sube a las vías y las cruza; en las vías encontramos el primer cartel indicativo y a partir de aquí no hay perdida posible, sólo es cuestión de seguir el sendero.


El sendero es practicamente llano y sigue el curso del río hasta llegar a la zona de embalsamiento en la unión con el río Meruelo, rio que procede de Molinaseca. Desde el camino se ven las paredes de las Fragas, donde hay una escuela de escalada de granito.

Pasado el pequeño embalse seguimos la trayectoría del Boeza con dirección San Miguel de las Dueñas, cruzando algunos pequeños puentes y disfrutando en general del paisaje compuesto de jaras, encinas y alcornoques.


Y en el alto, desde donde ya se puede ver el pueblo, sin bajar a este, decidimos dar la vuelta para llegar a Ponferrada a comer.

Una entretenida mañana conociendo otro rincón de nuestro querido Bierzo.

Sin perderse por Tailandia

A pesar de dedicar este blog a la montaña, esta vez voy a incluir la ruta que acabamos de hacer por Tailandia, el país de las sonrisas.
Ultimamente había oído hablar mucho sobre este país en el sudeste asiático y aprovechando el momento decidimos usar la mochila de montaña para algo más que nuestras rutillas por cumbres.
Como siempre disponíamos de poco días por lo que nos centramos en ver Bangkok la puerta de Asia, Ayutthaya el antiguo capital del reino de Siam, y Chiang Mai, el corazón del norte del país.

Llegamos a Bangokok el domingo por la mañana después de volar de Madrid a Doha, y de Doha a Tailandia. El servicio de Qatar airways es impecable, tanto en puntualidad como la comida y entretenimiento abordo.

Llegamos coincidiendo con el último día del año nuevo Tailandés, el Songkram, que celebran arrojandose agua y untandose con una mezcla de algo blanco que creemos que es harina. Ya la llegada al hotel fue intensa, esquivando a la gente que intentaba empaparte!


Dejamos las mochilas y decidimos disfrutar de la fiesta!




El día siguiente madrugamos y fuimos a ver el palacio real, los templos del buda de esmeralda, el buda reclinado y el templo del amanecer, todos situados en la orilla del rio y cerca de la zona de Kao San road (conocido mundialmente por ser la zona de los mochileros jeje). Por la tarde fuimos a ver el Golden mountain y el barrio chino (aunque este ultimo estaba cerrado por las fiestas).
Fue una paliza de día, mucho pateo y un calor sofocante.







El día siguiente volvimos a madrugar y cogimos un taxi a la estación de tren. Compramos los billetes a Ayutthaya y después de casi tres horas interminables, solo aliviados por un ventilador ineficaz llegamos al pueblo.

Aquí hacía aún más calor si cabe. Contratamos un señor y su furgoneta para que nos llevara a ver los templos mas importantes. A pesar de las inundaciones de Noviembre 2011 estaba todo bastante bien aunque algunas zonas aún no se podían visitar porque estaban siendo arregladas.





Por la tarde visitamos un mercado mientras caía un chaparrón tropical típico de esos que no refrescan el ambiente nada de nada.
Nos entretuvimos tomando una cervezas mientras llegaba el tren nocturno que nos llevaría al norte.




Llegamos a Chiang Mai después de 16 horas de viaje, que menos mal que pasamos gran parte durmiendo fresquitos con el aire acondicionado a tope! Las literas estaban de fabula, y por la mañana te ofrecían café y todo.


En Chiang Mai nos dirigimos a una guesthouse situado dentro de las murallas de la ciudad vieja. Ahí organizamos las actividades de los siguientes días y lo que haríamos esa misma tarde. El alojamiento era correcto y los chicos que lo llevaban muy agradables.

Por la tarde visitamos Doi Suthep, el templo del elefante blanco, y el tiger kingdom, que a pesar de ser una turistada nos gustó mucho por poder tocar estos grandes felinos. Por la noche dimos un paseo de el bazar nocturno y seguimos probando todas las comidas típicas que se nos ponían por delante. Otra cosa no haríamos en este país mas que caminar, sudar y comer!








El día siguiente hicimos lo que ellos llaman trekking de un día...que en realidad consistía en media hora de paseo en elefante, una caminata de media hora a una cascada en la selva donde te bañabas, la caminta de vuelta, un poquito de rafting y luego un paseo de 10 minutos en una balsa de bambú. Tambien nos llevaron a ver un asentamiento de las "mujeres girafa". Un día muy completo
.











En nuestro ultimo día en el norte fuimos a conocer la montaña mas alta de Tailandia, Doi Inthanon, 2565 metros de altura que por supuesto subimos en autobus jeje! Que gusto hacía ahí arriba, solo 20 grados! Los pobre tailandeses se ponían el abrigo y todo, nosotros disfrutamos del fresquito sorprendidos de lo boscosos que son las cumbres de Tailandia. La zona es parque nacional y ademas de la cumbre visitamos dos cascadas y las pagodas del Rey y la Reina, por cierto muy queridos en ese país.













Y por la noche aprovechamos para visitar el bazar nocturo, ver sus curiosidades y probar su gastronomía local.







Y el sabado vuelta a Bangkok, pero esta vez en avión; en menos de una hora ya estabamos llegando
a la capital y su humedad. Esta vez nos alojamos en el buisness district entre los grandes rascacielos y centros comerciales.


Esa misma tarde nos acercamos a la Torre Baiyoke, la más alta de la ciudad, 84 pisos de altura nada mas. Desde el ultimo piso puedes ver casi las americas jejeje, arriba de todo hay una plataforma giratoria que te muestra sin moverte todos los rincones de Bangkok.




De ahí nos acercamos en taxi a China Town, esta vez abierto y llena de vida! Nos gustó mucho el ambiente y aprovechamos para probar alguna delicia gastronomica.





Aprovechando el día al maximo dejamos China Town y nos acercamos al barrio rojo de Bangkok, nada que ver con el de Amsterdam pues aquí solo se trata de unas salas oscuras donde te invitan a ver ping pongs shows, no entramos pero desde la puerta se podía ver las barras llenas de señores mayores que vienen a este singular país solamente con ese fin.

El ultimo día lo pasamos en el mercado mas grande de Bangkok, el mercado de Chatuchak. Este mercado solo abre los sabados y domingos y si te gustan las compras puedes pasar perfectamente el día entero aquí. En los pasillos laberinticos del mercado puedes encontrar ropa, calzado, recuerdos del país, artesanía, perros, gatos, peces, muebles, relojes....y mucha comida de todo tipos. Aquí fue donde Hugo por fin encontro los "bichos" que andaba buscando, tras un solo instante de duda se decantó por grillos y larvas y se los fue zampando mientras recorriamos el mercado.






Vaya calor.

Después de comer ya no aguantamos mas y fuimos a ver el Lumpini park donde observamos que los lagartos gigantes, peces, tortugas y personas descansan al fresquito en paz y armonía, todo ello escondido entre rascacielos, chabolas y puestos callejeros.


Bangkok como Tailandia entera es un gigante mercando donde todo se vende o se compra, alternan grandes lujos y mucha pobreza aunque te da la sensación que eso no es pobreza para ellos pues nada pide, nadie mendiga, solo venden y viven.




Del parque caminamos por la calle Silom hasta nuestro hotel donde amablemente nos guardabn las mochilas y nos dejaron ducharnos antes de coger el airport link. Y aquí acabó nuestra ruta por Tailandia.

Conclusiones:

Tailandia es un país de lo más singular, hasta el momento no he visto nada igual. Es uno de esos lugares que son dificiles de explicar, que necesitas verlo y olerlo para conocer timidamente lo que se cuece ahí.

Gastronomicamente hablando es muy interesante, sus picantes y frutas e incluso su concepto de comida dista mucho de lo que estamos acostumbrados a ver en España e incluso Europa. Si eres abierto de mente y de estomago atrevido disfrutas mucho conociendo nuevos sabores.



Culturalmente me ha sorprendido lo devota que es la gente con esta peculiar religión, el Budismo; a priori parece muy espiritual y muy abierto, nada que ver con las oscuras iglesias catolicas o fanatismo musulmán. Lo mas sorprendente de todo es lo feliz que parecen todos, tanto creyentes como monjes como cualquiera que se interesa lo mas minimamente en conocer su religión y costumbres.


La naturaleza en Tailandia se come a la ciudad, en todos los rincones brota la vida, desde las cucarachas y ratas que aparecen con el anochecer a los frondosos arboles que crecen en semanas en los solares no edificados; y en cuanto te alejas de las ciudades el bosque tropical y los arrozales convierten el país en un lugar bucólico donde te podrías facilmente perder un tiempo.

Respecto la seguridad y esos otros asuntos que nos preocupan a los habitantes del "primer" mundo, puedo decir que todo el país en si te inspira mucha confianza. Esta enfocado al turismo y por lo menos hasta el momento y/o de cara a la galería, el turista es querido y protegido. La gente es muy amable y siempre con ganas de ayudarte en lo que pueden, incluso sin pedir nada a cambio. Su pesimo inglés es suficiente para entenderte y sino harán lo imposible para enseñarte unas cuantas lecciones de humildad que tristemente no hemos aprendido en origen.


Finalmente como tantos otros lugares vistos y por ver, solo puedo decir hay que ir, hay que verlo, olerlo, saborearlo...por mucho que leas no estarás preparado para el choque cultural que supone para nosotros conocer un país asiatico. Todo es diferente, todo es nuevo, aunque no por ello todo es peor.

Y a pesar de no llevar pacificador, no nos perdimos!!