Cuando en lo alto de la montaña esta un amigo, es mas fácil subir

Odisea en Los Huertos del Diablo

Ufff no se por qué me da hasta pereza escribir esta entrada pero lo prometido es deuda...aquí va... ODISEA EN LOS HUERTOS DEL DIABLOOOOO

Tras otros tantos días de mal tiempo, clavamos nuestras miradas en el finde para el cual daban buen tiempo para los dos días!!! Como Hugo quería despedir a la temporada de snow en Leitariegos ese domingo, fijamos el sábado para volver a la montaña. Esta vez la ruta elegida fue los Huertos del Diablo desde el puerto de Ventana.

Madrugamos lo justo y recogimos a Isabel por el camino, parando en Villablino a por el pan y café. Llegamos al puerto a las 10 de la mañana para encontrarnos ahí mismo con algunos coches con mas gente con el mismo afán que nosotros.


Sorprendidos con aire que soplaba nos pusimos a preparar las cosas para la ruta, hoy Hugo iba a hacer uso de una Split board y nosotras llevaríamos las raquetas. La mochila del pobre Hugo pesaba un tanto pues llevaba gran parte de mis cosas además de las suyas...

Comenzamos la subida, a priori la ruta no iba a ser demasiado dura ni larga.

La nieve apareció no tardando demasiado, estaba blanda y como no era muy profunda Isabel y yo decidimos no usar las raquetas, Hugo iba practicando con la Split board que resultaba algo mas difícil de lo que se imaginaba.





Una vez alcanzado el cordal, que luego seguiríamos hasta el collado de Socellares, nos encontramos con la gran dificultad del día...el viento!!!!





Y menudo viento, frío como el hielo y con unas ráfagas que cuando menos te lo esperabas te desequilibraban.



Alcanzado el collado, tocaba subir una gran pala de nieve donde la gente que iba por delante había dejado una cómoda huella abierta, todo para arriba!!!



En el alto ya vimos los dos Huertos, norte y sur, y la curiosa cumbre del Melluque..con una cantidad de nieve que imponía.



Isabel y yo decidimos rodear la vega de los pozos por la derecha para coger el cordal que subía al Huerto Sur (todo hay que decirlo, en ese momento no sabíamos si era norte o sur jejeje), mientras que Hugo, siguiendo unas huellas de otros que hacía ski de travesía, decidió ir por la izquierda y coger la pala de nieve de frente.





El viento azotaba sin piedad, y cuando Isa y yo alcanzamos el cordal nos robó el aliento....tanto por las espectaculares vistas de las Ubiñas y compañía, como por el gélido aire que pasaba de viento fuerte a vendaval.




Cierto es que era insoportable, subimos como pudimos agachadas y temerosas por un terreno de nieve y roca mixta, donde ya hacía su aparición el hielo...esperando encontrarnos en algún punto del cordal con Hugo que subía por la pala...

...pero este no aparecía. A 10 metros de la cumbre tuvimos que sentarnos para evitar que el viento nos lanzase por la cornisa, ya no nos atrevimos a seguir. Agachadas ahí, dudando entre que hacer para encontrarnos con nuestro compañero, por fin le vimos aparecer unos escasos 20m por detrás de nosotros, ya con las tablas quitadas y luchando como podía contra el viento.

Perdimos el culo en volver para abajo no sin tener casi que arrastrarnos ya que el viento ya no nos dejaba volver a ponernos de pie.

Y rápidamente los tres comenzamos a penosa bajada hacia la Vega de los Pozos donde creíamos que soplaría menos viento...




Pero que ingenuos!



Desde que subimos el viento se había intensificado y ni en la vega tuvimos descanso, así que así como pudimos volvimos sobre nuestros pasos hacia el collado Socellares esperando que ahí pudiéramos comer algo.

La bajada se hizo larga, no por la distancia en sí sino porque entre que Hugo convertía las tablas en una snowboard correctamente y no, pues pasó mucho tiempo, Isabel y yo nos quedábamos heladas y nos acordamos de el y de su familia unas cuantas veces.



Pero por fin lo logró, hizo su ansiada bajada y nos reunidos en el collado para comer, ya casi a las 4 de la tarde...







El resto de la ruta fue volver sobre nuestros pasos, por una nieve paposa y engañosa que cuando menos te lo esperabas te hundías la pierna entera...y con un insistente viento que por lo menos ya no era tan fría.







Y llegamos al coche!!! Fin de la odisea!!!



La ruta no estuvo mal, ahora ya 15 días después lo recuerdo como todo una hazaña de fin de semana, aunque reflexionando un poco aún recuerdo el mal rato que pasamos por el viento (no anunciado en ninguna web meteorológica..); creo que voy a apuntar esta ruta en pendiente para el futuro, nos quedamos sin cumbre aunque gustosamente os lo cuento, no me quedaron muchas ganas de hacer cima ese día.



Y bueno, así estamos, despidiendo la nieve para otro año y recibiendo gustosamente los rayos de sol que nos han faltado durante el invierno, ahora tocará rutas mas ligeritas pero con sol, siempre con sol...