Cuando en lo alto de la montaña esta un amigo, es mas fácil subir

Urdón - Tresviso

Después de reponer fuerzas con una buena cena en Potes, el día siguiente decidimos hacer una ruta algo mas ambiciosa que la del día anterior: Urdón-Tresviso en el macizo oriental de Picos.


La ruta comienza en la central hidroeléctrica de Urdón, situado en el desfiladero de la Hermida, poco después de pasar el pueblo y balneario de La Hermida. Madrugamos todo lo que pudimos teniendo en cuenta que ya perdíamos una hora con el cambio horario ya que por la web había leído que el pequeño aparcamiento se llenaba pronto.


El rio de Urdón bajaba con fuerza, aunque pronto dejamos su cauce y comenzamos la subida de 850m de desnivel... otro día esplendido por la zona, ni una nube en el cielo y una temperatura que luego alcanzaría los 18ºC.


Nos metemos en el canal por un sendero en forma de "S" que rápidamente gana altura; al poco vira hacia nuestra izquierda para llegar a la gran subida que te lleva al balcón de Pilatos
  
 Cuanto mas subes, mas se aprecian las grandes "S" del sendero

Una vez en el balcón de Pilatos (y después de numerosos descansos), la ruta Urdón-Tresviso aparece en todo su esplendor...las vistas sobre el camino realizado te dejan sin aliento.

 

Después se pasa por unas cabañas,  ya en una zona mas llana, hasta llegar a la ultima subida...viendo ya el pueblo de Tresviso en el horizonte.
 
 
 
Muy satisfecha llego al pueblo en menos de 3 horas, ¡esto hay que celebrarlo! cosa que hacemos sin problema con una tapita de queso Picón de Tresviso...ummmm rico rico!
 
 Eso si, no sin antes subir al alto del pueblo para ver que se observa hacia el otro lado...

Y a volver sobre nuestros pasos hacia el coche, la bajada fue mas rápido aunque con mas pena sabiendo que ahora tocaba volver a casa, a la lluvia y a la rutina diaria...como repone fuerzas un finde en Picos, es medicina para nuestras vidas!


 
 Eso sí, no sin parar en Cabrales para ver el siempre impresionante Picu...



Peña Porrera - Mirador de Liebana -

¿Semana Santa pasada por agua? En Liébana no !!!!

Después de pasar el Jueves y Viernes Santo pegado al Snowforecast, Mountainforecast, eltiempo.es, etc...el viernes a medio día lo tenemos claro y preparamos las cosas para salir pitando hacia Liébana!

Por el camino pasamos por Riaño y hacemos la parada de rigor para tomar el pincho de tortilla en el pequeño bar situado detrás de la gasolinera...como ha cambiado el paisaje desde la ultima vez que estuvimos aquí!



Dado nuestro cambio de estado (y fuerzas), decidimos comenzar con una ruta suave para el sábado, con poco mas de 600m de desnivel por el Valle del Oso hasta la Peña Porrera, mirador natural del valle de Liébana.



Salimos del pueblo de Lerones, tomando un camino que sale por encima de la iglesia; rápidamente ganamos altura y empieza a asomarse en el horizonte el macizo oriental de Picos, las cumbres están escondidas entre las nubes pero aún así impresiona.


Poco a poco vemos aparecer unas peñas en el horizonte que deducimos que será Peña Porrera y Peña Boya...los verdes campos Lebaniegos parecen radiactivos del color tan fuerte que tienen.




El ultimo repecho es el que mas cuesta, alternándose estratos herbosos y otros de una roca muy
compacta que nos sorprende un tanto...alcanzamos Peña Boya, y luego después de descender un poco volvemos a subir a Peña Porrera que además es vértice Geodésico.






En la cumbre nos encontramos con dos hombres que nos cuentan que por la zona hay una osa y dos crías, ellos llevaban un buen rato en los alrededores con prismáticos buscando algún indicio de su presencia.



Para hacer la ruta circular bajamos dirección al pueblo de Obargo, para luego cruzar mas campos verdes y enlazar con el camino de subida.





 


En total unos 11 km de ruta por el precioso entorno del valle de Cabezón de Liébana, un gustazo despedirse del diluvio universal del resto del país en un lugar tan bello!
 

Tambarón desde Salientes

Este sabado nos acercamos a Salientes con la intención de catar el nieve polvo caído en estas ultimas semanas en nuestras queridas montañas; daban sol y nos encontrabamos con ganas y energía así que, ¿qué mejor manera de pasar el día?

Salimos de un helado Salientes a las 10 de la mañana, el termómetro marcaba -3ºC pero la ausencia de viento hacía que la temperatura fuese muy agradable al sol.


Como nos olvidamos los güetres en el coche, Hugo bajó en una carrera a por ellos y se trajo de vuelta el archi-conocido perro de la casa rural de Salientes, Babú, con quien ya habíamos compartido una ruta el año pasado cuando subimos al Nevadín. El perro nos vino de perlas ya que habíamos dejado a Gora en casa (la nieve le va fatal a sus pobres pezuñas de galgo) y echabamos de menos tener un canino con nosotros.



Llegado el momento en que la nieve se hizo mas profunda, nos calzamos las pesadas raquetas y seguimos ascendiendo por el camino que nos llevaría al alto de Portillín. Desde el pueblo se acumula aproximadamente 600m de desnivel hasta este alto que separa los valles de Salientes y Vivero.



Mientras subía miraba el cordal del Tambarón con cierto recelo al ver como el aire, que donde nosotros estabamos era inexistente, levantaba la nieve y hacía remolinos...


Llegamos al alto y giramos hacia nuestra derecha para subir y coger el cordal que nos llevaría al Tambarón; como no, había una alambrada delimitando valles que nos haría de sendero hacia el pico, no había mas que seguirla...





Babú que nos había guiado en todo momento no estaba tan convencido ya que aquí la nieve era mucho mas profunda, y de un polvo perfecto en la cual el se hundía hasta la barriga. El cabrón decidió que era el momento de que otro abriera huella.



Al llegar al cordal comenzamos a disfrutar de las maravillosas vistas que esta zona comprendida entre Laciana, las Omañas y el Bierzo te ofrecen....





...y de un gélido viento que azotaba sin gracia...



...rapidamente nos pusimos toda la ropa que traíamos y comenzamos a remontar las ultimas dos palas que nos separaban de la cumbre.



Cuando llegamos a la llanura justo antes de la ultima pendiente decidimos que para hoy era suficiente..me daba rabia quedarme a escasos metros de la cumbre pero el viento cada vez soplaba con mas fuerza, incluso haciendome tambalear, Babú apoyó mi inciativa refugiandose como podía entre unas rocas.





La vuelta lo hicimos tan rapido como podíamos, intentando salir del cordal tan expuesto al aire cuanto antes, parando solo brevemente para ver en el horizonte las Ubiñas y las montañas que tan frecuentemente visitamos.





Descendimos hasta la cabaña que vimos al subir para tomar descanso y comer, con la tontería eran las 3 de la tarde y el hambre ya no daba tregua.




Y la vuelta con alguna pequeña variación fue por el mismo valle que por donde subimos...y aquí acaba el relato del Tambarón.

Babú se comportó como un perro guía excepcional, incluso nos acompañó a la salida del pueblo y le prometimos volver para compartir mas jornadas montañeras con el, trayendo para la siguiente su pretendiente Gora...si es que mires donde mires hay mas montañas llamandonos...



Y por la carretera de vuelta vimos este atrevido habitante del bosque que no le importo que le retrataramos a escasos metros de el!

 
 
Aquí dejo el enlace al track de la ruta y una preciosa panorámica de solo la mitad de lo que pudimos disfrutar ahí arriba.